El español es una lengua romance, lo que significa que evolucionó del latín, pero en realidad hubo muchos idiomas que influenciaron al español de hoy en día. De hecho, bastantes palabras que se usan en el día a día en español provienen de los godos (goths en inglés).
¡Veamos cómo fue que el español entró en su fase gótica!
Los godos llegaron por España
Cuando el Imperio Romano cayó, había una gran cantidad de grupos germánicos (incluidos los godos) viviendo en Iberia, la península donde hoy están España y Portugal. Llegaron desde alguna parte del norte de Europa y, además del latín, hablaban sus propios idiomas germánicos (relacionados con el inglés y el alemán). Este bilingüismo fue lo que permitió introducir varias palabras derivadas del gótico al dialecto local del latín.
En particular, el idioma de los visigodos (uno de esos grupos godos) fue muy influyente. El latín ibérico adoptó algunas palabras visigóticas que más adelante fueron heredadas por el español. Incluso muchos de los apellidos comunes característicos de los españoles son de origen gótico, como Guzmán, Rodríguez y Gómez. La terminación -ez significa “hijo de”, ¡así que Fernández significa “hijo de Fernando”!
Los godos vigilaron la península
Muchas de las palabras que el latín tomó de los godos están relacionadas con la vigilancia. La palabra del antiguo germánico que pasó al gótico (¡y al inglés) era algo parecido a wardon, que significaba “vigilar”. En inglés, esto evolucionó en palabras como warden (guardián/guardiana), ward (guarda) y warranty (garantía).
Cuando las palabras germánicas fueron adoptadas por las lenguas romances, la w- inicial en general se convirtió en gu-, ya que suena similar a la “w” original. Como resultado de esto, el español hoy tiene muchas palabras que empiezan con gu- y están relacionadas con la vigilancia: ¡”guardar”, “guardia”, “guardián” y muchas otras palabras comparten ese mismo origen germánico!
Curiosamente, en algunos casos el inglés tomó la versión romance (a menudo la versión francesa) de estas palabras, ¡a pesar de utilizar también la palabra original con w- del germánico! Hoy en día, el inglés tiene pares relacionados, uno con la w- germánica y uno con el gu- romance adoptado. Algunos casos son guarantee/warranty (“garantía”) y guardian/warden (“guardián” y “guardia”, respectivamente).
Debido a la importancia de proteger o vigilar las finanzas, quizás no te sorprenda saber que el español también adoptó la palabra “banco” de una palabra que usaban las lenguas góticas de Iberia: bankiz . Originalmente, significaba “mesa” o “estante”, pero se extendió a un tipo específico de mesa que usaban los prestamistas y eventualmente al dinero acumulado. La palabra del español moderno “banco” todavía conserva muchos de estos antiguos significados: puede referirse a un banco para sentarse, a un banco donde guardar tu dinero, incluso a un banco de peces (¡porque es una acumulación de peces!).
Palabras góticas y nuevas ideas
A veces, en lugar de tomar prestada una palabra, una cultura puede tomar una idea de otra cultura y traducirla a su propio idioma. En el caso de los godos, fue una palabra especial para un amigo con quien podrías compartir una comida: gahlaibo, que significa literalmente “con pan”, en el sentido de compartir pan con un amigo. La raíz -hlaib- de esta palabra es un pariente lejano de la palabra del inglés loaf (“hogaza de pan”), del ruso хлеб (kjleb, "pan") y del ucraniano хліб (kjlib, "pan").
Los hablantes de latín adoptaron esta idea para un tipo de amigo cercano y “con pan” para describirlo. El gahlaibo del gótico fue traducido como companis en latín, que es el equivalente literal en latín de “con pan”: com es como “con” y panis se refiere al pan. Hoy, el español tiene todo tipo de palabras relacionadas con el pan para referirse a amigos y colegas: “compañía”, “compañero” y “acompañar”. ¡El inglés no se queda atrás, ya que tiene palabras como company (compañía) y companion (compañero)!
¡Las palabras góticas son el gahlaibo del español!
A pesar de que la mayor parte del español viene del latín, el español también es un poco godo. Tal como sucede con las viejas amistades, ¡las palabras del latín y del gótico están en buena compañía!