Cuando se trata de aprender idiomas, puede haber mucha desinformación: se dice mucho sobre cuánto tiempo lleva, qué tan difícil es o qué se necesita para poder usar un idioma con comodidad. ¡Hoy vamos a develar algunos de los mitos más comunes sobre el aprendizaje de idiomas!

Hay que memorizar todas las palabras del idioma.

La verdad: nadie (repetimos, NADIE) conoce todas las palabras de su primer idioma, ¡y mucho menos todas las palabras del idioma que está aprendiendo! Además, se puede mantener una conversación exitosa sin saber todas las palabras. Lo que realmente importa es ser capaz de explicar lo que quieres decir y entender las explicaciones de los demás. Nos encontramos con nuevas palabras de nuestro propio idioma todo el tiempo e incluso cuando una palabra sea completamente nueva para nosotros, a menudo podemos suponer su significado a partir de pistas contextuales o conjeturas fundamentadas.

¡Aprender un nuevo idioma implica desarrollar esas habilidades en ese idioma! Si puedes describir la palabra que no conoces (“Hola, quiero ese pastel que está en la última fila, detrás del croissant. No, a la izquierda”), podrás comunicarte, utilizar muchos elementos del idioma, practicar lo que sabes y, además, aprender una nueva palabra en el proceso.

Para alcanzar la fluidez, solo debes…

La verdad: no existen atajos, trucos o formas de aprender todo un idioma en solo 6 semanas (o “¡con solo 3 pasos!” o “¡con este asombroso truco!”). ¡Aprender idiomas lleva tiempo! Implica entrenar a tu cerebro para formar nuevas conexiones entre palabras, gramática, cómo se pronuncian. Incluso volver a aprender un idioma requiere que refuerces enlaces entre palabras y significados que habías abandonado previamente.

Es cierto que existen formas de lograrlo más rápido y mejor (por ejemplo, practicando de forma constante y utilizando tu nuevo idioma en tus actividades diarias), pero la dura realidad es que alcanzar los niveles de dominio más altos toma un largo tiempo de práctica y dedicación. Es por eso que establecer metas a corto plazo puede ayudarte a mantener la motivación: ¡podrás ver tu progreso y sentir la emoción de ir por tu próximo objetivo!

Los adultos no pueden aprender nuevos idiomas.

La verdad: con los recursos y la motivación adecuados, y con suficientes oportunidades para interactuar y usar el idioma, ¡los adultos también podemos aprender muchísimo! Sí, los niños tienen una capacidad excelente para aprender idiomas, pero algunas de las razones de ese éxito podrían sorprenderte. Es cierto que hay grandes diferencias entre los cerebros de los niños y los de los adultos, pero los adultos solemos tener poco tiempo, entre nuestros deberes familiares y obligaciones laborales. No tenemos la misma cantidad de oportunidades para aprender idiomas que tienen los niños.

Por eso, es importante (más aún para los adultos) desarrollar buenos hábitos de aprendizaje que no decaigan frente a nuestros horarios y nuestra vida diaria tan complicada, y no perder el rumbo en nuestra aventura de aprendizaje. Busca nuevas formas de incorporar tu nuevo idioma en tus hábitos y tareas diarias: aprende a la misma hora todos los días (¿qué te parece por la mañana mientras desayunas?), incorpora el idioma en tus pasatiempos e intereses (puedes hacer una lista de reproducción de canciones en el idioma que estás aprendiendo y escucharla mientras ejercitas) y establece metas a corto plazo para mantener la motivación (por ejemplo, podrías plantearte que quieres entender parte del diálogo de la serie que estás viendo, antes de que termine el verano).

Hay que tener una pronunciación perfecta para que te entiendan.

La verdad: todos tenemos un acento en nuestro primer idioma… ¡y nuestro nuevo idioma no será la excepción! Quienes aprenden idiomas a veces piensan que deben “sonar como un nativo” para poder comunicarse con éxito, pero ponerte como meta sonar como un nativo es una meta poco realista y, por suerte, innecesaria. De hecho, tener un acento en tu primer idioma puede ser muy útil: dice que sabemos más que lo que estás expresando en ese momento, que podrías desconocer la jerga o información cultural, ¡y que te interesa aprender más!

En lugar de preocuparte por sonar como un nativo, puedes enfocarte en comunicarte con claridad y seguridad. Los sonidos pueden ser especialmente difíciles para los adultos que están aprendiendo, por la forma en la que los cerebros de los adultos tratan los nuevos sonidos y lo difícil que es enseñarle a nuestras lenguas y bocas a moverse en nuevas formas (¡lo mismo sucede con las manos y la cara cuando aprendemos lenguaje de señas!). Existen algunos tips de pronunciación y conversación generales para todos los idiomas que puedes poner en práctica, además de aprender los detalles del idioma que estás aprendiendo (ya sea inglés, francés o cualquier otro).

No practiques conversar en tu nuevo idioma hasta…

La verdad: ¡hablar desde el primer día puede ser muy beneficioso! Para muchas personas, hablar un nuevo idioma puede sentirse más intimidante que leerlo o escucharlo. Otro mito del aprendizaje es que es mejor esperar hasta que hayas hecho… algo… para empezar a conversar. Ese “algo” puede ser completar una sección en particular, sentir comodidad para entender el idioma hablado o saber más vocabulario o gramática, ¡pero lo cierto es que cuanto más tardes en practicar esta habilidad, más te costará empezar!

En lugar de esperar a alcanzar un objetivo particular antes de empezar a hablar en tu nuevo idioma, piensa en cómo practicar lo que ya sabes. Eso podría significar hablar utilizando oraciones más simples o enfocarte en temas más básicos (describir cosas, hablar en presente, etc.). ¡Puedes empezar a desarrollar tu “músculo” de la conversación desde el primer día!

Debes aprender la gramática correcta.

La verdad: puedes comunicar lo que quieres decir mucho antes de aprender todos los matices de la gramática. Lo que se considera “correcto” o “apropiado” en gramática es el resultado de políticas del idioma y a veces de decisiones realmente arbitrarias de hace siglos atrás. ¡Además, lo que aparece en un libro como gramática “apropiada” a menudo es totalmente diferente de la forma de hablar de las personas! Una buena pregunta que puedes hacerte es “¿con quién me quiero comunicar?”. Especialmente al principio, es más importante enfocarte en hacerte entender que en hablar con una precisión absoluta, algo que podrás lograr con el tiempo y mucha práctica.

Si quieres escribir correos electrónicos formales o comunicarte de forma profesional en el idioma, esas reglas sobre aquello “correcto” podrían ser más relevantes, pero si tu meta es conversar con tu familia, usar el idioma mientras viajas o disfrutar canciones y películas en el idioma, es mejor que te enfoques en la forma de hablar de las personas en la vida real y de qué forma poder transmitir tu mensaje.

¡A veces la verdad es más extraña que la ficción!

Cuando se trata de aprender un nuevo idioma, a veces la verdad sobre cómo aprendemos a comunicarnos es más sorprendente que sus mitos. Transmitir lo que quieres decir en el idioma que estás aprendiendo es más que vocabulario y gramática, así que relájate: ¡a la hora de expresarte y de transmitir lo que quieres decir, puedes ser mucho más flexible que lo que dicen los mitos!