Uno de los factores que más inseguridad le genera a quienes están aprendiendo un nuevo idioma es tener acento. ¿Por qué es tan difícil aprender los sonidos de nuestros nuevos idiomas en primer lugar? ¡La respuesta más simple es que no es tan simple! 😅 

Todos tenemos acento, incluso en nuestro primer idioma. Y cuando aprendemos un nuevo idioma, es posible que empecemos a pensar en cómo sonamos en este otro. Nuestras bocas (y cerebros) saben mucho sobre los sonidos de nuestro primer idioma, y cuando aprendemos un nuevo idioma, llevamos todos esos conocimientos con nosotros. ¡Por eso tenemos acentos en los idiomas que aprendemos!

Sonidos: lo que sabemos de nuestro primer idioma

Los idiomas son sistemáticos y como seres humanos somos muy buenos para aprender patrones (¡en especial en el idioma que hemos estado usando toda nuestra vida!). A menudo, no nos damos cuenta cuánto sabemos sobre nuestro primer idioma, pero ciertamente somos expertos en todo tipo de saberes inconscientes sobre los sonidos. Veamos algunos ejemplos de cosas que quizás no sepas que sabes: 

  • Sonidos individuales. El inglés, por ejemplo, tiene muchas palabras con “th”, ¡pero este es un sonido poco común en el resto de los idiomas del mundo! El alemán, en cambio, tiene palabras que se escriben con “th” pero que se pronuncian como “t” o “d”.
  • Ritmo y entonación. En español, es común elevar la voz al final de una pregunta. Incluso la forma en la que acentúas las sílabas en una palabra es un conocimiento subconsciente que varía según el idioma.
  • Reglas para combinar sonidos. ¡Saber qué tipos de sonidos pueden ir juntos en una palabra también es un tipo de saber específico del idioma! En español, algunos sonidos consonantes pueden ser combinados (como “s”, “c” y “r” en “escribir”), pero otros idiomas prefieren separar las consonantes con vocales (por ejemplo, en hawaiano “escribir” se dice “kakau”).

¡Todas estas características pueden variar mucho entre los idiomas! Este asombroso conocimiento subconsciente del idioma es lo que nos permite usarlos de forma rápida y eficiente para comunicarnos. Utilizamos esa “guía” para conversar y escuchar nuestro idioma… y ese es el asunto con los acentos: son una vía de dos sentidos. ¡Los hablamos y los escuchamos!

Llevar sonidos viejos a un nuevo idioma

Toda la información sobre tu primer idioma funciona como una especie de sistema operativo del cerebro… ¡y has estado escuchando y hablando en este software toda tu vida! Aprender un nuevo idioma es como configurar un nuevo sistema operativo: naturalmente, vas a llevar tu viejo software (la información sobre pronunciación) contigo.

Parte del “acento” surge de llevar los sonidos que conoces de un idioma a otro nuevo. No hay dos idiomas que compartan exactamente los mismos sonidos y la forma de pronunciarlos, por lo que debes aprender nuevas reglas y patrones de sonidos que nunca antes habías pronunciado. A medida que ganas experiencia con estos nuevos sonidos, tu sistema operativo de idiomas intentará ayudarte filtrando sonidos similares de idiomas que ya conoces.

Por ejemplo, muchos hablantes de inglés tienen dificultades para pronunciar las “r” de otros idiomas (como la del árabe o del francés) porque la “r” del inglés se articula en un lugar diferente de la boca, con distintos movimientos. Cuando los hablantes de inglés empiezan a aprender inglés, llevan con ellos su experiencia pronunciando la “r” del inglés, ¡y terminan pronunciando la “r” del francés como una del inglés! Básicamente, los hablantes de inglés tienen que volver a entrenar su cerebro y su boca. Cuanto más escuchen y pronuncien la “r” del francés, desarrollarán su pronunciación cada vez más cerca de la “r” francesa. ¡Este tipo de cambio no sucede de la noche a la mañana porque debes volver a entrenar músculos que has estado moviendo de una misma forma desde que empezaste a balbucear de bebé!

Aprender el ritmo de un nuevo idioma

Cuando aprendemos un nuevo idioma, también traemos con nosotros el ritmo, acentuación y entonación de tu primer idioma (que juntos se llaman prosodia). Estos componentes, como elevar la voz al final de una oración al hacer una pregunta, ayudan a establecer el tono y dar información adicional a los oyentes.

Por ejemplo, en inglés se enfatiza una determinada parte de las palabras (la sílaba acentuada) y se acortan todas las demás. Un claro ejemplo es la palabra banana: se enfatiza la sílaba del medio, pero la primera y la última se leen con mayor rapidez. En inglés, el acento no solo cambia la velocidad en diferentes partes de una palabra, sino que también afecta al ritmo de oraciones enteras.

Este no es el caso en todos los idiomas. En italiano, por ejemplo, cada sílaba es pronunciada la misma cantidad de tiempo, incluso las sílabas acentuadas, como si se tratara del ritmo parejo de un tambor. Esto puede ser complicado para quienes hablan inglés, ya que el ritmo en inglés funciona de forma diferente. ¡Sin embargo, en la práctica, los hablantes de inglés pueden aprender el ritmo del italiano y ordenar con éxito un limoncello después de cenar en Campagna!

Reglas para combinar sonidos en un nuevo idioma

Las reglas para combinar sonidos se refieren a cómo podemos y no podemos combinar sonidos para formar palabras en un idioma. Al hablar un idioma durante años, las combinaciones de sonidos se almacenan como memoria muscular: ¡nuestros cerebros y bocas se acostumbran a producir las mismas combinaciones de sonidos!

Imagina a un hablante de inglés que mueve su boca para pronunciar la palabra zdravstvuite (“hola” en ruso), que empieza con “z”, “d” y “r” combinadas. Dado que el inglés no tiene palabras que empiecen con “zdr”, ¡pronunciar estos sonidos puede ser muy difícil físicamente al principio! El hablante de inglés trae consigo el prejuicio de que estos sonidos no se combinan, a pesar de que “z”, “d” y “r” están perfectamente bien por sí solos.

¡Pero esto no solo ocurre con el inglés y el ruso! Muchos idiomas no combinan consonantes como pueden hacerlo el inglés y el ruso (incluidos el persa y el hawaiano), ¡lo que hace que combinaciones como “xths” (en “sixths”, “sextos” en inglés) les resulten muy complicados!

¡Lleva tu acento como una medalla de honor!

Los idiomas existen para conectarnos y comunicarnos. Si eres capaz de comunicarte y formar lazos con otras personas (con tu acento), ¡significa que estás logrando uno de los objetivos principales de los idiomas!

Aprender un nuevo sistema de sonidos puede sentirse frustrante al principio, y es común enfocarse en cómo pronuncias las nuevas palabras. Aun así, recuerda que los acentos son símbolo de muchas cosas positivas:

  • Conexión con tu cultura. Hablar con acento es una muestra de que tienes una conexión con una cultura y comunidad en particular, se trate de tu primer idioma o uno nuevo.
  • Aprender una nueva habilidad. Tener un acento demuestra que estás aprendiendo una nueva habilidad que te conectará con toda una nueva comunidad de personas. ¡Es algo que debe llenarte de orgullo!
  • Una experiencia de vida diferente. El acento de una persona que no es originaria de un lugar muestra que es de un país o ciudad diferente, y puede ser algo útil: si pides indicaciones en una ciudad que no conoces, un acento perfecto puede conseguirte una respuesta llena de referencias locales (“¿Sabes dónde estaba ese cine viejo? Dobla en la esquina y atraviesa el parque donde hacen conciertos en verano”).
  • Señal de multilingüismo. El acento puede informar a los oyentes que hablas más de un idioma. ¡Todo un logro!
  • Incremento de habilidades cognitivas. ¡Aprender un nuevo idioma tiene efectos positivos en nuestros cerebros! El desafío o esa sensación que sientes al hablar otro idioma de hecho aumenta habilidades cognitivas como la agudeza mental.

Todos tenemos un acento. Tener un acento propio de un no nativo en tu nuevo idioma (o quizás no tan nuevo) es completamente normal. Estas solo son algunas de las razones por las que los acentos son algo positivo. ¡Así que sal y exprésate con tu acento!