Te damos la bienvenida a otra entrega de Querido Duolingo, la columna de consejos para todas las personas que aprenden idiomas. Puedes ver nuestras entregas anteriores aquí.
¡Feliz 2023 a todos los que aprenden idiomas! Ya sea que planees empezar a aprender un nuevo idioma, mejorar tus habilidades en un idioma que estás aprendiendo hace tiempo o simplemente satisfacer a tu nerd de los idiomas interior, estás en el lugar indicado. Demos inicio a este nuevo año con una pregunta que escuchamos de muchos de nuestros usuarios acerca de diferentes aspectos de los idiomas. Quizás tú también te lo hayas preguntado.
La pregunta de esta semana:
Me encanta cómo encaraste esta pregunta, Cruzando Líneas. ¡De hecho, combinaste muchas preguntas en una! Para responderte, hablemos un poco sobre los idiomas y el cerebro, un proceso fascinante llamado Transferencia L1 y las similitudes y diferencias entre los idiomas.
La respuesta breve a tu pregunta es que aprender un idioma muy distinto del tuyo puede ayudarte a disminuir un poco esa aplicación inconsciente de la gramática que mencionas… ¡pero no podrás evitarla por completo! De hecho, es probable que no quieras dejarla completamente de lado, ya que esa aplicación inconsciente termina ayudándonos a aprender.
Cuando aprendes un idioma, aprendes un vocabulario, pronunciación, gramática y reglas de conversación nuevos. En el caso de cualquier par de idiomas, algunas de estas partes van a coincidir más que otras. Por ejemplo, podrían tener gran parte del vocabulario en común, pero una gramática o sonidos muy diferentes (es el caso del francés y el inglés).
De más está decir que ambos idiomas van a estar superpuestos en tu cerebro. Veamos más de cerca.
¿Cómo forma conexiones entre idiomas tu cerebro?
Una forma de pensar los idiomas en el cerebro es como un sistema complejo de conexiones. Un significado (como una idea o un concepto) está conectado a una palabra, que está conectada a su pronunciación. Una palabra también está conectada a otras palabras y frases con las que suele ser usada con frecuencia o con las que la asocias y puede estar conectada a otra información del idioma, como las letras o caracteres con las que se escribe.
Por ejemplo, en español aprendemos las conexiones entre este pequeño animal 🐈 y:
- Una palabra. Una etiqueta para el grupo de 🐈😻🐈⬛.
- La pronunciación de la palabra. Los sonidos individuales de la palabra (ɡ + a + t + o en el Alfabeto Fonético Internacional) y los movimientos de la boca para producirlos.
- Cómo se escribe. Los pequeños garabatos que representan a la palabra.
- Palabras en la misma categoría. “Perro” y “gato” se conectan porque son mascotas comunes y “gato” y “león” se conectan porque ambos son felinos (¡piensa en todas las conexiones que hacen los niños cuando aprenden sobre animales!).
- Palabras que suenan similar. Quizás un 🐈 y un plato no tienen mucho en común, pero se formará una conexión entre ambos.
- Palabras que son parecidas en la escritura. Incluso si se pronuncian diferente, las palabras que se escriben igual o muy parecidas también estarán conectadas. “Gato” no es un buen ejemplo 😅 pero piensa en “ves” y “vez”.
Cuanto más practicas una conexión, más fuerte se vuelve. Practicar sería ver la palabra escrita, usarla en una conversación, escribirla, leer todo sobre los 🐈, escuchar podcasts sobre 🐈, etc. Si el español es tu primer idioma, has formado algunas de estas conexiones cuando eras un bebé (como conectar 🐈 y los sonidos g + a + t + o), pero formaste otras de más grande (cuando aprendiste sobre los leones y los tigres o cuando adoptaste tu propio 🐈 de adulto).
En el caso de las palabras que mejor conoces (como aquellas en tu primer idioma, especialmente las palabras comunes que usas a diario), sus conexiones son muy fuertes. Has estado fortaleciéndolas por años, incluso décadas, como si fueran pequeños músculos en tu cerebro. Entonces, cuando quieres aprender una nueva palabra en un nuevo idioma, es natural que nos apoyemos primero en esas conexiones superfuertes: hacemos una especie de traducción en nuestro cerebro y vamos de 🐈 → palabra en nuestro primer idioma → palabra en nuestro segundo idioma en lugar de hacer una conexión directa con el significado. Sin embargo, la meta del aprendizaje es hacer esa conexión más directa, ¡a través de la práctica!
Dado que los idiomas tienen que ver con conexiones, nunca perderás esa conexión entre la palabra de tu primer idioma y la palabra del segundo idioma…¡y es mejor así! Esa conexión también nos ayuda a traducir con rapidez y nos ayuda a hacer cosas geniales con nuestros idiomas, como la alternancia de código.
Esto también es cierto en gran parte para la gramática. A veces los significados y los conceptos son más abstractos que 🐈 (como “tiempo verbal pretérito” o “expresar cariño”) pero puedes imaginar cómo las conexiones en tu cerebro para ciertos tiempos verbales son más fuertes o débiles según qué tan bien los conozcas y probablemente puedas sentir cómo los traduces en tu cabeza.
“Transferencia” de la gramática de tu primer idioma
Bien, ahora que tenemos toda esa información (que has desarrollado conexiones muy fuertes en tu primer idioma) podemos responder la pregunta principal de Cruzando Líneas: ¿por qué aplicamos reglas de nuestro primer idioma en los nuevos idiomas que aprendemos?
Cuando quieres decir algo en un idioma, tu cerebro empieza por “activar” (encender) la idea o concepto que quieres expresar (✨🐈 ✨). Si sabes múltiples idiomas, ¡esto significa que también se encenderán múltiples palabras y oraciones! (✨ gato ✨ cat ✨). El Dr. Neil Kirk usa como analogía los controles de volumen: todos los idiomas que saben están con el volumen encendido y para usar uno solo debes subir el volumen de uno y bajar el de los demás. Tu primer idioma, con todas sus fuertes conexiones, tiene el volumen muy alto por defecto. ¡Bajar el volumen de tu primer idioma para poder usar un segundo idioma requiere un gran esfuerzo mental!
En el caso de las palabras o gramática que aprendiste recientemente, a tu cerebro le resulta fácil escoger la conexión más fuerte (el idioma con el volumen más alto) y transferir esa información de tu primer idioma a tu segundo idioma. Es posible que hayas escuchado que este proceso se llama Transferencia (de primer idioma) L1.
Entonces, si eres hablante de español como Cruzando Líneas y has estado aprendiendo portugués, es posible que te hayas encontrado en situaciones en las que el volumen del orden de palabras del español estaba mucho más alto que el volumen del orden de palabras del portugués, incluso lograste formar conexiones fuertes con las palabras del portugués que estás usando. ¡En ese caso, las palabras del portugués saldrían con el orden de palabras del español!
Esto sucede en especial cuando hay otras conexiones entre los idiomas, además de convivir cómodamente en tu cerebro. Por ejemplo, el español y el portugués son idiomas romances estrechamente relacionados y comparten una larga lista de cognados, palabras que tienen pronunciaciones similares y el mismo significado. Estos cognados están conectados por sus sonidos y significados, ¡así que mantienen alto el volumen de ambos idiomas! Además, el español y el portugués comparten gran parte de su gramática, así que hay que practicar mucho para lograr bajar y subir el volumen de estos idiomas según el que necesites.
¿Puede evitarse la transferencia de tu primer idioma?
Cruzando Líneas también preguntó si aprender un idioma más diferente ayudaría a prevenir esta transferencia L1 en el nuevo idioma. Es cierto que ayudaría en algunos aspectos, pero no haría una diferencia de forma generalizada.
¡Esto es porque aun los idiomas con relaciones menos cercanas (como el inglés y el ruso o el español y el hindi) y los idiomas sin relación alguna (como el francés y el chino o el japonés y el alemán) comparten conexiones! Incluso es posible encontrar cognados, ya sea porque los idiomas estuvieron en contacto en algún momento o porque tomaron préstamos uno del otro (como el inglés) y también existen falsos cognados que crean conexiones (porque comparten sonidos).
De hecho, transferir desde tu primer idioma puede ayudarte a reconocer patrones de tu nuevo idioma. Cuando aprendiste tu primer idioma tiempo atrás, tuviste que averiguar todo: que los objetos tienen nombres (como “gato”), que existen excepciones a las reglas (el participio de escribir es escrito y no *escribido) o que hay ciertas cosas que está bien decirlas entre amigos, pero no con tus abuelos. 😅 Cuando ya superamos esa etapa, somos capaces de transferir gran parte de ese conocimiento y tener una ventaja para aprender un nuevo idioma. Puedes transferir la expectativa de que existe un nombre para 🐈 y que habrá un nombre diferente para 🐶, sabes que habrá excepciones a las reglas, etc. ¡Cuantos más idiomas aprendas, mejor te volverás para esperar y aprender diferentes tipos de patrones!
Esto sucederá sin importar si el segundo idioma es similar o muy diferente del tuyo. Aun así, en el caso de idiomas relacionados como el español y el portugués, también puedes utilizar la transferencia L1 para elaborar conjeturas acertadas sobre el nuevo idioma. Por ejemplo, si notas que muchas de las palabras del español que terminan con -ción terminan con -ção en portugués, puedes usar esa regla para adivinar nuevas palabras del portugués, incluso si todavía no las aprendiste.
¡No te preocupes: tu cerebro está configurado para aprender!
Utilizar tu primer idioma en tu segundo idioma es una parte completamente normal y esperada del aprendizaje de idiomas (¡y no es un problema bajo ningún punto de vista!). Nuestros cerebros conectan nuestros idiomas y no podemos hacer más que confiar en las conexiones más fuertes para expresarnos con eficiencia y efectividad. Es por eso que una práctica continuada es tan importante para aprender. De todas formas, no olvides que tu meta debe ser comunicarte con éxito: no es necesario sonar como un monolingüe en tu nuevo idioma. ¡En realidad es mucho más interesante lo que está haciendo tu cerebro!
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